Cuando tu perro envejece
Factores como el tamaño, la alimentación y el estilo de vida pueden determinar su comportamiento en esta etapa.
El tiempo corre más rápido para un perro que para su amo. Hay quienes dicen que para conocer la equivalencia de años entre ambos basta con multiplicar la edad de la mascota por siete y así se obtiene un aproximado de cuan avanzado está comparada con un humano. Solo que, en su caso, el envejecimiento se determina por el tamaño, la raza, la alimentación y el estilo de vida.
Expertos aseguran que, por ejemplo, las razas grandes tienden a envejecer más rápido que las pequeñas y que los caninos de raza alcanzan la senilidad antes que los mestizos. “Un perro de tamaño pequeño inicia su etapa de vejez hasta los diez años; los mestizos envejecen después que los de raza pura, por la combinación genética, resultado de los cruces”, afirma Luz Stella Gallego, líder veterinaria de Nestlé Purina.
Al igual que en las personas, la edad de las mascotas se hace evidente por los síntomas que empiezan a padecer, los cuales dan a entender que ya están alcanzando la senilidad canina. Esto no solo se refiere a cambios físicos sino también de conducta. Durante esta etapa, los perros son muy vulnerables, incluso más que cuando eran cachorros. De ahí que los cuidados hacia él requieran mayor esfuerzo y dedicación.
Algunos signos físicos que pueden indicarle a una persona que su mascota está envejeciendo es el incremento del peso sin razón justificable, dolores en las articulaciones y debilidad muscular; estos dos últimos evidenciados en la dificultad que presenta al hacer movimientos cotidianos como caminar, acostarse o subir escaleras.
La pérdida de pelo y las canas son también un aspecto común de la vejez en los perros, las células capilares se van deteriorando y pierden la capacidad para regenerarse, por lo que su habilidad para pigmentar se reduce y produce el pelo blanco. De igual manera es probable que comience a deteriorarse su visión e, inclusive, al igual que en los humanos, que aparezcan cataratas en sus ojos, que pueden agravarse con el paso de los años y conducirlos a la ceguera.
Respecto a la actividad cognitiva, son señales de envejecimiento los problemas de concentración, aprendizaje y socialización. Si la mascota ya no reconoce con facilidad a las personas que frecuenta, hace sus deposiciones en lugares inadecuados, choca contra objetos, presenta intolerancia a las caricias y síntomas de ansiedad como jadeo intenso, temblores o gemidos, se debe visitar al médico veterinario para que determine los cuidados necesarios durante esta etapa.
Sin embargo, añade Gallego, lo más importante es saber que la vejez no es una enfermedad sino un momento de la vida que necesita atenciones especiales, tanto en sus rutinas como en su alimentación, pues los requerimientos nutricionales no son los mismos en los perros de edad geriátrica.
Debido a los posibles problemas dentales y gástricos, la alimentación debe ser baja en calorías y rica en fibra para facilitar los procesos digestivos. La actividad física debe hacerse con menor intensidad, pero manteniendo la frecuencia, ya que activa la circulación y los movimientos digestivos, ayudando a evitar el sobrepeso. Y las visitas al veterinario deben ser más constantes para prevenir la aparición de cualquier padecimiento y así también atender los síntomas con tiempo para evitar complicaciones.
Fuente: www.elespectador.com/